lunes, 12 de enero de 2009

El que busca no encuentra

A veces la busco y no la encuentro. Camino, voy a para mi pieza, no sé a qué voy, vuelvo, me siento y vuelvo a tener la misma sensación de vacío que me hizo levantar minutos antes. Es como si no pudiera entender el pedido que le hace mi cuerpo a mi mente, o mi mente a mi cuerpo o ambos a ambos. No puedo entenderlo y entonces lo único que hago es esperar a que algún acontecimiento me distraiga de esa necesidad, de ese pedido que es ignorado. Son palabras de soledad, de cuestionamiento, de indecisión, de humanidad las que salen en este momento. Son palabras del neurótico, de aquel que no se define, que no sabe lo que es. De hecho no sé si soy o no soy. Y no es ninguna cuestión nueva esta, la de ser o no ser…No sé cuánto tiempo dura, pero mientras tanto jode, molesta a la noche, sobretodo. Molesta cuando estoy solo porque dura más y porque me da la sensación que me vuelvo loco. Loco de preguntas y de respuestas. De no saber nada, de querer gritar y llorar por no sé qué, pero evidentemente que yo no sepa no quiere decir que no hay algo. Lo que pasa es que a veces busco mi vida y no la encuentro.